Los crímenes del imperialismo estadounidense al descubierto
¡Viva Bradley Manning! ¡Libérenlo ya!
Traducido de Workers Vanguard No. 1019 (8 de marzo de
2013).
Tras soportar casi tres años detenido, a veces en condiciones de tortura, el 28 de febrero el soldado Bradley Manning confesó haber proporcionado a WikiLeaks una cantidad importante de documentos militares y diplomáticos que exponían los planes y las atrocidades de guerra del imperialismo estadounidense. El haberse declarado culpable de diez de los 22 cargos que enfrenta podría llevarlo a una condena de 20 años de cárcel. Pero esa libra de carne no es suficiente para los gobernantes imperialistas, que no sólo buscan venganza, sino que están decididos a silenciar a cualquiera que perciban como un obstáculo a sus designios de dominación mundial. Al día siguiente de la confesión de Manning, los fiscales militares anunciaron que planeaban juzgarlo por los demás cargos, incluyendo el “ayudar al enemigo” y el haber violado la Ley de Espionaje. Se espera que el juicio comience a principios de junio. Si se le encuentra culpable de estos cargos, Manning enfrentaría la cadena perpetua.
Al levantar un poco el velo de ocultamientos y mentiras con que los
gobernantes capitalistas cubren sus depredaciones, Brad- ley Manning hizo un
gran servicio a los obreros y los oprimidos de todo el mundo. Todos los que se
opongan a la barbarie y las maquinaciones imperialistas reveladas en el material
que Manning entregó deben unirse en demanda de su inmediata liberación. También
es crucial defender a Julian Assange contra la vendetta de Estados Unidos, Gran
Bretaña y sus secuaces, que están tratando de enviarlo a prisión por cualquier
medio por su papel a la cabeza de WikiLeaks.
En una declaración de 35 páginas que leyó ante el tribunal militar
después de declararse culpable, Manning narró su travesía desde casi ser
rechazado del entrenamiento básico hasta llegar a ser analista de inteligencia
militar. En ese puesto, se topó con montañas de pruebas de la duplicidad y de
los crímenes de guerra estadounidenses. El material que entregó a WikiLeaks
incluyó bitácoras militares que documentaban 120 mil muertes de civiles en Irak
y Afganistán y una política militar oficial de encubrir tortura, violaciones y
asesinatos. Un cuarto de millón de cables diplomáticos trata de todo tipo de
operaciones letales dentro de los estados clientes de Estados Unidos, desde la
“guerra contra las drogas” en México hasta los ataques de drones en
Yemen. También entregó archivos que contenían informes sobre los detenidos en
Guantánamo, Cuba. Estos documentos muestran que el gobierno aún retiene a muchos
que, como declaró Manning, se creía o se sabía que eran inocentes, así como a
“soldados rasos que no tenían información útil”.
El Pentágono declaró la guerra a WikiLeaks tras la publicación de
un video, que entregó Manning, de un bombardeo de 2007 donde un helicóptero
Apache estadounidense mata a al menos doce personas, incluyendo a dos
periodistas de Reuters. Las fuerzas estadounidenses aparecen después
disparándole a una camioneta que se detuvo a ayudar a las víctimas. Manning dijo
que para él lo más alarmante era “la sed de sangre que mostraban”. Describió
cómo, en lugar de pedir atención médica para un herido grave que trataba de
arrastrarse para ponerse a salvo, uno de los miembros de la tripulación aérea
pedía “que el herido tomara un arma, para tener un pretexto para disparar”.
Manning cuenta que, para enero de 2010, ya “había empezado a
deprimirme con la situación en la que seguíamos, cada vez más empantanados, año
tras año”, y decidió hacer públicos muchos de los documentos que había copiado
como parte de su trabajo de analista. Se los ofreció primero al Washington
Post y al New York Times. Al ver que estos pilares de la prensa
burguesa oficial no lo llevaban a ningún lado, en febrero de 2010 hizo su
primera entrega a WikiLeaks. Adjuntó una nota que señalaba que “éste bien podría
ser uno de los documentos más significativos de nuestra época para disipar la
niebla de la guerra y revelar la verdadera naturaleza del combate asimétrico del
siglo XXI. Que tengan buen día”.
El cargo de “ayudar al enemigo” —es decir, a Al Qaeda— es
especialmente siniestro. Este cargo solía referirse a cosas como sabotaje
militar o entregarle información sobre movimientos de tropas al enemigo en el
campo de batalla. En el caso de Manning, la fiscalía alega que el hecho mismo de
difundir las actividades diplomáticas y militares estadounidenses, algunas de
las cuales tuvieron lugar hace años, equivale a mantener comunicación
“indirecta” con Al Qaeda. Manning dijo al tribunal que él creía que el acceso
público a la información “podría detonar un debate nacional respecto al papel
del ejército y a nuestra política exterior en general”. Esperaba que ello
conduciría “a la sociedad a reevaluar la necesidad o incluso el deseo de
emprender operaciones de contraterrorismo y contrainsurgencia que pasaran por
alto la compleja dinámica del pueblo que vive diariamente en la zona afectada”.
Pero, según los términos de la guerra imperialista contra el terrorismo,
cualquier revelación de sus depredaciones puede ser interpretada como apoyo al
enemigo “terrorista”, quien quiera que éste sea.
El Pentágono pretende llamar al menos 141 testigos en su farsa de
juicio, incluyendo a cuatro que testificarán anónimamente. Se cree que uno de
ellos, al que se designa como “John Doe” [Juan Pérez], es miembro de las fuerzas
especiales SEAL de la armada que participaron en el ataque que mató a Osama bin
Laden. Se dice que “Doe” tomó tres discos del complejo de bin Laden en
Abbottabad, Pakistán, en los que había el equivalente de cuatro archivos del
material que Manning entregó a WikiLeaks. También se dice que se halló en los
discos duros de bin Laden una colección de videos porno estadounidenses. ¿Acaso
Obama y Cía. planean acusar también a Vivid Entertainment [una empresa popular
de la industria porno de EE.UU.]?
Tampoco los cargos de violación a la Ley de Espionaje tienen nada
que ver con espionaje verdadero. Esa ley fue una de las muchas medidas adoptadas
para criminalizar la actividad antiguerra tras la entrada del imperialismo
estadounidense a la Primera Guerra Mundial. La ley penaba con cárcel cualquier
acto que se considerara un obstáculo al reclutamiento de tropas. Entre sus
primeras y más prominentes víctimas se contó el vocero del Partido Socialista
Eugene V. Debs, que fue encarcelado por un discurso pronunciado en junio de 1918
en un mitin obrero en Canton, Ohio, donde denunció la guerra como una masacre
capitalista y rindió homenaje a los líderes de la Revolución Bolchevique de
1917. Decenas de organizadores de los Industrial Workers of the World [Obreros
Industriales del Mundo] también fueron encarcelados. Tan amplio era el alcance
de la ley, que Robert Goldstein, productor de la película The Spirit of ’76
[El espíritu del 76], fue hallado culpable y sentenciado inicialmente a diez
años de cárcel por el modo en que su película retrataba la brutalidad de los
soldados británicos durante la Guerra de Independencia estadounidense, ¡lo cual
podía minar el apoyo a uno de los aliados de Estados Unidos en la guerra!
A principios de los años 70, el gobierno de Nixon intentó, sin
éxito, usar esa ley contra Daniel Ellsberg. Los Documentos del Pentágono que
Ellsberg entregó al New York Times arrojaron luz sobre la historia de la
larga guerra que el imperialismo estadounidense estaba perdiendo contra los
obreros y campesinos de Vietnam. Obama ha recogido alegremente el estandarte de
Nixon. El juicio de Manning será la sexta ocasión en que el gobierno de Obama
use la Ley de Espionaje contra la fuente de una filtración no autorizada de
información clasificada...más que todos los demás presidentes juntos desde que
la ley se promulgó en 1917. Como hemos señalado repetidamente, Barack Obama, que
llegó a la presidencia con amplio apoyo de los liberales y la izquierda, no está
llevando a cabo más que sus deberes como Comandante en Jefe, acelerando los
ataques a los derechos democráticos para prepararle el camino a nuevas
depredaciones imperialistas y ataques a los obreros y oprimidos en el país.
Señalando sus dudas iniciales respecto a filtrar los cables
diplomáticos, Manning comentó que una vez había “leído y usado una cita sobre la
diplomacia abierta, escrita tras la Primera Guerra Mundial, sobre cómo el mundo
sería un mejor lugar si los estados dejaran de hacer pactos y tratos secretos
los unos con los otros y los unos contra los otros”. Y añadió: “Creí que esos
cables eran un perfecto ejemplo de la necesidad de una diplomacia más
abierta”.
Detrás de las intrigas diplomáticas de los imperialistas —las
cuales llevan a cabo a veces en contubernio con sus aliados, otras veces unos
contra otros— está su impulso por explotar a los obreros y los oprimidos del
mundo según sus propios intereses. La brutal represalia del gobierno de Obama
contra Manning y Assange muestra que nada ha cambiado en este respecto desde que
el dirigente revolucionario León Trotsky describiera la diplomacia secreta, en
noviembre de 1917, como “un instrumento necesario para la minoría propietaria
que se ve obligada a engañar a la mayoría para someterla a sus intereses”.
Trotsky, codirigente junto con V.I. Lenin de la Revolución de Octubre de 1917,
hizo este punto en una declaración que emitió como comisario de asuntos
exteriores del recién nacido estado obrero soviético. Trotsky estaba anunciando
la publicación y abrogación de los tratados secretos que el anterior régimen
zarista y el Gobierno Provisional burgués habían fraguado con sus aliados.
Uno de los primeros actos del gobierno soviético fue emitir un
decreto de paz que sacaba a Rusia de la carnicería interimperialista de la
Primera Guerra Mundial y exigirle a todos los beligerantes una paz “justa y
democrática” sin anexiones ni indemnizaciones. El periódico soviético
Izvestia pronto empezó a publicar los tratados que se habían firmado
durante la guerra. Al partido bolchevique de Lenin y Trotsky lo impulsaba la
perspectiva de la revolución proletaria mundial. De hecho, la Revolución de
Octubre era un faro de liberación para los explotados y oprimidos en los países
capitalistas avanzados y en el mundo colonial y semicolonial. Junto con el
repudio del gobierno soviético a los acuerdos depredadores firmados por
gobiernos anteriores, la publicación de los tratados ayudó a desatar olas de
lucha por parte de quienes seguían bajo la bota imperialista, cuyos tratos
sucios habían quedado al desnudo.
Para los revolucionarios proletarios, los materiales que entregó
Manning tienen verdadero valor para abrirles los ojos a los trabajadores del
mundo ante las mentiras y la violencia sistemáticas que sostienen el dominio
capitalista. Quienes se oponen a las ocupaciones y la guerra imperialistas deben
ser ganados al entendimiento de que hará falta una serie de revoluciones
socialistas para poner alto al orden capitalista. Es con el fin de aportar la
necesaria dirección al proletariado en esta lucha que estamos comprometidos a
forjar partidos leninistas-trotskistas alrededor del mundo.
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